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domingo, 14 de septiembre de 2008

El tiempo

En automatización medir el tiempo es muy fácil.

Con un contacto activamos un temporizador y al termino del tiempo programado nos dará una señal.

¿Fácil?

No, en ocasiones no es en absoluto sencillo.

Grandes temporizaciones.

Veamos un ejemplo:

Disponemos de una depuradora de agua, cada 15 días debemos de limpiar los fondos, aún cuando estos no sean muchos. De esta forma podemos evitar incrustaciones.

Por regla general no disponemos de grandes temporizadores en los autómatas, así que debemos de olvidarnos de hacer una temporización directa.

La solución infantil es encadenar temporizadores.
Si un temporizador conecta a otro, y este a otro, y este a otro, estaremos encadenando temporizadores.
Así en nuestro ejemplo 15 días son 360 horas, si disponemos de temporizadores de 1 hora, debemos encadenar 360.

El problema primero es obvio ¡¡¡¡360!!!!.
Por regla general tendremos un límite de temporizadores, que a ese ritmo pronto habremos consumido si es que disponemos de tantos.

La solución fina consiste en medir unidades de tiempo.
Todos los PLCs suelen generar pulsos de reloj, de 0.1 ó 1 segundo.

En este caso esta unidad es muy pequeña para nuestros propósitos, así que podemos generarlo de, pongamos por caso 1 hora.
Podemos hacerlo con un solo temporizador, lo que nos dará un pulso.
Para ello, hacemos que la salida del temporizador de 1 hora (invertida) sea parte de la activación. Esto no funcionará en todos los PLCs.

Con dos temporizadores podemos controlar esta longitud del pulso, y podemos hacerlas iguales.
Para ello, un temporizador de 1/2 hora conecta a otro de otra 1/2 hora.
La salida de este último (invertida) forma parte de la activación del primero.
De esta forma al conectarse el segundo desconecta al primero, y por ende así mismo.

Ya tenemos la unidad, así que usaremos un contador para contar los pulsos que estamos generando y usar su salida.
En nuestro caso eran 360, y estas cifras son incluso muy pequeñas para nuestros contadores.
Ya podemos medir estas grandes unidades.

Temporizaciones finas

Podemos ilustrarlo con el ejemplo anterior, pero veamos uno mucho más gráfico:

Descargamos arena sobre una cinta con un camión.
Esta cinta la usamos para cargar pequeñas bolsas de arena para gatos.
Esta cinta tiene un límite de carga, así que tenemos que controlar las descargas, de forma que nunca tire material sobre la anterior carga.

Para ello sabemos que si la cinta anda durante medio minuto, el tramo que ha avanzado es suficiente para proceder a otra descarga.

Solo debemos temporizar 30 segundos. Fácil.

No, no es fácil. La cinta llena bolsas, así que cuando anda nunca lo hace por más de 2 segundos. Y este tiempo no es uniforme.

Ya no podemos usar un temporizador, pues solo se activará cuando toda la cinta esté vacía. De lo contrario siempre se para cada 2 segundos, reiniciando la temporización desde cero.

Podemos usar el método ya visto, pero con unidades muy pequeñas, por ejemplo 0,01 segundo.
De esta forma si que podemos controlar el espacio recorrido por la cinta, pues el contador no se resetea, y lo podemos pausar sin problemas.

Temporizaciones con memoria

Cuando se apaga la máquina, o se va la luz, perderemos la temporización.

En este segundo caso, no es necesario.
Pero en el primero, si se desconecta el suministro eléctrico transcurridos 14 días, perderemos la cuenta.

Con un temporizador por regla general no podremos usar las memorias de retención de datos, las que no borrar los datos cuando se desconecta. En cambio los temporizadores si pueden usar este tipo de memorias.

Así que solo tenemos que poner el contador usando las memorias de retención para almacenar la cuenta.



Y como nota final, los autómatas más potentes disponen de temporizadores con almacenamiento de cuenta, y temporizadores de gran volumen capaces de contar miles de horas.

Se ve que existe mucha gente que no conoce estas técnicas......

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